Recuerdos de Violeta Parra

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Recuerdos de Violeta Parra

Violeta era genial y excepcional. Era una persona muy querida y al mismo tiempo muy criticada. Porque Violeta era una mujer muy fuerte. La verdad es que Violeta era un volcán. Cuando iba a hacer erupción uno no sabía qué podía pasar. Había que cuidarse cuando Violeta hacía erupción. Mi conocimiento personal, directo, es de un profundo cariño mutuo, con todas las diferencias de año, de edad, porque yo era amiga de Isabel, de Ángel, de sus hijos. Esa amistad creció cuando realizamos un viaje juntas, con toda la familia Parra, a un Festival de la Juventud y de los Estudiantes que se hizo en Helsinki, Finlandia, creo que en el año 61. Hicimos una travesía en barco, con una delegación grande argentina, en un barco argentino, Yapeyú. Me acuerdo bien porque los mareos fueron insoportables. La Violeta era implacable. Teníamos que hacer una presentación de un número folklórico. Entonces la Violeta decidió que todos teníamos que participar. Y nos gritaba: “¡Tontos! ¡Lesos” ¡Parecen elefantes!”. Isabel y Ángel también estaban ahí, ella linda y conquistadora, y él flacuchento pero súper atractivo. Violeta nos enseñaba a cantar. Tengo fotos vestida de huasa chilena. La Violeta era genial. Era muy fuerte y castigadora. Amante y castigadora. No dejaba fumar al Ángel. Él todavía hasta ahora me cobra, cuando le dije a Violeta: “¡Mira, que el Ángel está fumando!. Todavía se recuerda de eso y me lo cobra.

Me hice muy, muy amiga con la Violeta. Ella era comunista, comunista, del Partido. Por eso cuando el conjunto Quilapayún cantó la canción “La Carta” y no sé por qué cambio esa parte que dice que sus hermanos “todos son comunistas con el favor de mi Dios”, no me pareció bien. Sus hermanos eran comunistas, como una cosa innata; y la Violeta era comunista, sentía un gran respeto por el Partido.

Ella se quedó, cuando viajó con Gilbert, su amor francés, un tiempo largo en Francia. Violeta era muy linda como persona. Me hice muy amiga de ella. Era una mujer adulta, pero había establecido una relación muy linda conmigo. Así que cuando me tocó ir a un encuentro de mujeres en Checoslovaquia, en el 63 o 64, de ahí pasé de vuelta a Paris para verla. Esta perdidísima, tenía una idea remota de donde vivía la Violeta. Pero esas cosas absurdas que tiene la vida. Era una idea remota. Imagínate que yo no sé francés, andaba dando vueltas por París, y llego a un hotel modestísimo y digo: “Bueno, aquí me quedo con mis maletas”. Y en ese mismo hotel, te lo juro, estaba la Violeta. Viví con ella en su pieza, me regaló ropa, ¡qué no hizo la Violeta para atenderme! Es que era súper cariñosa. Después, cuando volvió a Chile, y se instaló en su carpa, aunque ya tenía la peña, yo la iba a ver muy seguido. ¡Era una personalidad fantástica! Pero mi relación fuerte fue siempre con Isabel, mi amiga querida, con quien lamento que nos veamos tan poco. Siempre me pregunto ¿cuándo nos vemos, Chabe?

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